CAMINO DE SANTIAGO

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jueves, 19 de septiembre de 2013

"EL PACTO DE LOS TOROS DE GUISANDO" 18 Y 19 DE SEPTIEMBRE DE 1468 Y LA INFLUENCIA DEL MARQUÉS DE VILLENA, MAESTRE DE LA ORDEN DE SANTIAGO Y PRIMER DUQUE DE ESCALONA

En el Camino que partiendo de tierras levantinas nos lleva a Santiago de Compostela y que pasa por Escalona y su comarca, quedan numerosas huellas no sólo de peregrinos que por el han transitado, sino de numerosos aconteceres que han forjado nuestra historia y denotan la importancia histórica de la Villa de Escalona.


Una vez que llega el peregrino a Escalona, si opta por la ruta marcada en las relaciones de Villuga, tomará el Camino a Cadalso de los Vidrios y desde allí a Cebreros. Entre estas dos poblaciones, podemos encontrar una de las más peculiares manifestaciones de la cultura vetona, en un enclave situado entre el arroyo Tórtolas y la Cañada Real Leonesa, en las proximidades del Monasterio jerónimo de Guisando: Se trata de la llamada  "Venta de los Toros de Guisando", en las cercas de la finca pueden verse unos famosos verracos de piedra conocidos como Los Toros de Guisando, tomando el nombre del cerro que se encuentra frente a dicha venta, conformado una estampa que “firmes y alineados como soldados”, se conservan desde tiempos inmemoriales en el término municipal de la localidad abulense de El Tiemblo.

Dicho lugar es también conocido como "La Venta Juradera" a causa del nombramiento por parte del rey Enrique IV, de su hermana Isabel como heredera del trono e Castilla, privando de los derechos a su propia hija Juana.
Al exterior del recinto, una placa que recuerda que fue precisamente allí, el lugar donde aconteció en 1468 el denominado “pacto de los toros de Guisando” que constituye uno de los hitos que jalonan el proceso que vendría a poner fin a la grave crisis política en la que estaba sumido el reino de Castilla.

Si turbulento había sido el reinado de Juan II, más aún lo sería el de su hijo y sucesor, Enrique IV (1455-1474). Éste hubo de hacer frente no sólo a las luchas entre los bandos nobiliarios que se sucedían desde la llegada al trono de los Trastámara, sino también a conflictos con Navarra y Aragón y, sobre todo, al problema de la sucesión de la Corona, que terminó en una guerra abierta entre las diversas facciones aristocráticas (1464-1469), espoleada por Juan Pacheco, el ambicioso Marqués de Villena y Maestre de Santiago.
La coalición de Pacheco contra Enrique IV daba sus frutos; a su causa se había convertido gran parte de la aristocracia y para ella se ganaban posiciones en ambas mesetas.
Tras la muerte del Infante Alfonso hermano del Monarca y de Isabel “La Católica”, acaecida el 5 de julio de 1468, quedaban solos, frente a frente, Isabel y el legítimo rey, Enrique IV. Los que permanecieron fieles a la causa del infante tras su prematura muerte, ofrecieron a Isabel el título de reina y las insignias reales, pero ella rechazó el ofrecimiento en los siguientes términos:
“Los que desean cosas nuevas y mudanza de estado, ¿qué otra cosa acarrean al mundo sino males mas graves, parcialidades, discordias, guerra? Por los evitar ¿no será mejor disimular cualquier otro daño? Ni la naturaleza de las cosas, ni la razón de mandar sufre que haya dos reyes. Ningún fruto hay temprano y sin sazón que dure mucho: yo deseo que el reino me venga muy tarde para que la vida del rey sea mas larga, y su majestad mas durable. Primero es menester que él sea quitado de los ojos de los hombres que yo acometa á tomar el nombre de reina. Volved pues el reino á don Enrique mi hermano, y con esto restituiréis á la patria la paz.”
Se acordó entonces que Enrique e Isabel se encontrasen personalmente para zanjar la crisis;  el lugar escogido fue la Venta de los Toros de Guisando, hasta la cual acudieron ambos hermanos, el rey desde Cadalso, la infanta desde Cebreros, tal y como detallan las crónicas.
“Al día siguiente ciertos mensajeros instaron a todos los que en Cebreros estaban a que saliesen a encontrarse con los que venían de Cadalso en medio del camino, junto a la venta llamada de los Toros de Guisando, por los que allí se encuentran tallados en piedra”
El texto del Pacto o Concordia o Tratado de los Toros de Guisando, fue firmado el día 18 de septiembre de 1468 por el rey de Castilla Enrique  IV y su hermana la Infanta Isabel en Cadalso y Cebreros respectivamente. Este texto será leído y ratificado al día siguiente, el 19 de septiembre de 1468, en la explanada por donde discurría la cañada real situado en el lugar donde se encontraban los Toros de Guisando, junto a la Venta de su nombre, a través de actos solemnísimos,  en donde estuvieron presentes nobles y eclesiásticos del Reino, junto con las gentes anónimas de los lugares próximos: Cebreros, Cadalso, San Martín de Valdeiglesias, Escalona o El Tiemblo.
El texto original del Pacto de los Toros de Guisando no se ha conservado, pero sí nos ha llegado alguna copia coetánea, que demuestra su existencia y que denota la importancia de la Villa de Escalona en aquella época y la poderosa influencia de Juan Pacheco,
Privilegio rodado otorgado por Enrique IV de Castilla, por el que confirma a don Juan Pacheco, Marqués de Villena, y a su mujer Juana de Portocarrero, la fundación de su mayorazgo.
Marqués de Villena y que posteriormente, en 1472 fue nombrado Duque de Escalona; siendo uno de los principales artífices de este pacto.De él se decía en la época: “El marqués de Villena, nin fabla mala, nin obra buena”, retratándonoslo como un hombre habilidoso e inteligente que sólo defendía sus intereses. En las negociaciones que condujeron al Pacto de los Toros de Guisando, en orden al reconocimiento de la infanta Isabel como Princesa heredera de León y de Castilla por parte de Enrique IV, llevó el peso de las mismas, circunstancia que explica cómo la copia del Pacto de los Toros de Guisando que nos ha llegado, traslado fidedigno del documentos oficial de la época de los Reyes Católicos que no se ha conservado, se guardara en el Archivo de su Casa.
La copia coetánea del Pacto de los Toros de Guisando fue encontrada en el Archivo de las Casa de Frías, y que coincide en todos sus términos con el texto publicado por Francisco Martínez Marina en 1813 en su célebre “Teoría de las Cortes o Grandes Juntas Nacionales de los Reinos de León y Castilla” que es un traslado de una copia coetánea  que se encontraba en el Archivo de la Casa de Villena.
Los papeles y documentos de la Casa de Frías (duques de Frías) y de la Casa de Villena (marqueses de Villena) constituyen el “Fondo Frías” del Archivo Histórico Nacional: sección Nobleza, que se encuentra en el Hospital Tavera (Toledo).
Martínez Marina dio noticia en 1813 del traslado de una copia que se hizo el día 1 de enero de 1752 con destino a la Biblioteca Real sobre un texto de la época de los Reyes Católicos y que se encontraba precisamente en el Archivo de la Casa de Villena, situado en aquel momento en Escalona. Tal y como viene indicado en la mencionada obra de Martínez Marina , con el objeto de indicar su procedencia, “guárdese una copia no autorizada de esta escriptura sin  firma ni sellos, pero de letra redonda enredada y del mismo tiempo en el archivo que la excelentísima Casa de Villena tiene en su villa de Escalona, cajón 11, núm. 48. Está en dos pliegos de papel antiguo”

Lo que publicó Martínez Marina en 1813 fue el traslado de la copia coetánea del Pacto de los Toros de Guisando que se efectuó en 1752 en el Archivo de la Casa de Villena, situado en Escalona (Toledo), con destino precisamente a la Biblioteca real. Y esta copia coetánea del Pacto de los Toros de Guisando, que muy probablemente perteneció a don Juan Pacheco, marqués de Villena; muchos años después sería hallada en el Archivo de los duques de Frías y publicada en 1974.
Tras el pacto, el rey y la princesa se retiraron a pasar la noche en Cadalso. Don Juan pacheco, marqués de Villena, volvió a su antigua privanza con don Enrique, el cual le confirmó en la posesión del maestrazgo de Santiago, uno de los objetos que habían estimulado al de Villena a promover y activar aquellas negociaciones, en las que entre lo acordado figura la Villa de Escalona como una de las entregas del patrimonio de Enrique IV a su hermana Isabel:
“Por lo qual al dicho señor rey plaze darle e asignarle, e por la presente escriptura le da e asigna por patrimonio con que pueda sostener e sostenga su persona e casa de real estado durante la vida del dicho señor rey el prinçipadgo de Asturias de Oviedo e las çibdades de Ávila e Huete  e Úbeda e Alcaras e las villas de Molina e Medina del Campo e Escalona con sus fortalezas e alcaçares e jurediçion (…) E sy por ventura la dicha villa de Escalona non se le diere que le aya de dar e de Çibdad Real o la villa de Olmedo o Tordesillas qualquier dellas, segund fuere visto e acordado por el arçobispo de Sevilla e maestre de Santiago e conde de Plaseniçia con la dicha señora ynfante”.
Bien es verdad que el pacto que se alcanzó ese día, no tuvo los resultados previstos y que hasta 1479, fecha de la firma del tratado de Alcaçovas-Toledo, que marcó el fin de la guerra de sucesión con Portugal, Isabel tuvo que sortear importantes obstáculos. Pero el primer paso hacia la configuración de España como nación y uno de los primeros estados modernos estaba dado.






2 comentarios:

  1. Me parece muy buen artículo y se convierte en otra línea de trabajo para dar a conocer los pueblos de esta zona: Escalona, Cadalso, El Tiemblo. Hace unos días asistí a un acto que rememoraba este encuentro entre Enrique IV y su hermana Isabel en el propio terreno donde se encuentran los Toros de Guisando. Mandaré fotos. Javier.

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    1. Muchas gracias Javier. Este trabajo en cierto modo ha sido fruto de algunas conversaciones que hemos mantenido, de ahí surgió la idea de documentarse y dar a conocer lo investigado.

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