CAMINO DE SANTIAGO

CAMINO DE SANTIAGO

lunes, 16 de marzo de 2015

EL VIAJE A SANTIAGO DE LOS COMUNEROS TOLEDANOS

La ciudad de Toledo ha rendido homenaje al líder comunero Juan de Padilla casi 500 años después de su fallecimiento, con una escultura en bronce que se ha ubicado en la plaza que lleva su nombre.
En este espacio queremos aprovechar la ocasión para dar constancia de un singular viaje desde Toledo a Santiago de Compostela que recogen las crónicas de la época, dentro de las turbulencias surgidas en los comienzos del reinado de Carlos I de España dando lugar a los movimientos de sublevación contra él y que vinieron a llamarse el levantamiento de las Comunidades . 

Antes será necesario señalar los antecedentes que dieron lugar a la aparición de dicha sublevación:
  • Al morir Fernando el Católico en 1516, su hija Juana (madre de Carlos) hereda la corona de Aragón. El 14 de marzo del mismo año, el príncipe Carlos de Gante se hace proclamar en Flandes rey de Castilla y Aragón juntamente con su madre Juana I de Castilla que siguió siendo formalmente reina, aunque permanecía alejada de toda actividad política, en el retiro de su residencia de Tordesillas . 
  • El 19 de septiembre de 1517 Carlos desembarca en España. No habla castellano; llega rodeado de un gran séquito de flamencos, que inescrupulosamente se repartieron los cargos y beneficios.
  • El 2 de febrero de 1518 las Cortes de Castilla se reunieron en Valladolid donde, el día 7 de febrero, Carlos jura los fueros y libertades de Castilla.
  • El 12 de enero de 1519 fallecía Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y, el 28 de junio de dicho año, previo pago de grandes sumas de dinero a los siete príncipes electores alemanes, Carlos era elegido emperador, decidiendo marchar cuanto ante a Alemania.
Las ciudades y villas castellanas, celosas defensoras de sus privilegios y costumbres, se vieron enfrentadas a la política centralista del Imperio, a la que se sumaron el mal gobierno y el acaparamiento de los principales cargos administrativos por los Flamencos. El descontento cunde en Castilla y el cuerpo de regidores de Toledo toma entonces la iniciativa de una campaña nacional, primero contra los impuestos que la corte pretende subir para sufragar los gastos de la coronación imperial y luego contra la misma política imperial. El 7 de noviembre de 1519 Toledo se dirige por escrito a las demás ciudades castellanas, expresando su malestar.

De esta manera se relata en la "Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V" de Prudencio de Sandoval (1604 - 1606)
“Crecían cada día los tratos, los sentimientos, y más viendo lo que el Emperador pedía y la determinación en su partida. Los principales que en Toledo con muestras de mayor celo del bien común se declararon, eran Juan de Padilla y don Pedro Laso de la Vega, hijo de don Garcilaso de la Vega y Hernando de Ávalos. Estos caballeros, que eran regidores en las juntas y ayuntamientos que la ciudad tenía, acriminaban mucho el gobierno que había por mano de extranjeros; el estado miserable en que estaba el reino; la partida del rey, y finalmente todo lo que Toledo escribió en aquella carta y otras muchas cosas que con nuevas ocasiones se fueron añadiendo, exagerándolas y encareciéndolas más de lo que convenía en sus ayuntamientos; y que a Toledo por su grandeza y haber sido cabeza de España en tiempo de los godos, convenía buscar y procurar el remedio de tantos daños.” 

A principios de 1520 se produce el llamamiento a Cortes en Santiago. El 1 de marzo Carlos I está en Valladolid, donde le piden audiencia representantes de la ciudad de Toledo, encabezados por D. Pedro Laso. Esto dicen las crónicas, que a su vez nos relatan un peculiar viaje a Santiago de Compostela de estos toledanos:

"El Emperador les respondió que él estaba tan de camino como veían, que por entonces no había tiempo. Ellos replicaron, señaladamente don Pedro Laso, que mucho más iba en que Su Majestad les hiciese merced de oírlos, que dilatar un poco de tiempo la partida, y más siendo el día que era, porque era muy lluvioso; que le querían informar y suplicar cosas muy importantes a su servicio y para el bien del reino. El Emperador, que ya sabía lo que le venían a pedir, y no se tenía por servido de la forma con que lo querían pedir, respondió que no había persona en el mundo que más cuidado tuviese de lo que cumplía a su reino que él; que se fuesen al primer lugar adelante de Tordesillas, por el camino de Santiago, y allí los oiría.
El día 4 los vallisoletanos tratan infructuosamente de impedir que el rey salga para las Cortes de Santiago, convocadas para obtener recursos destinados a hacerse coronar en Alemania. El Emperador llegó este día a Tordesillas muy mojado y cargado de lodo, deteniéndose allí y prosiguiendo su camino fue a Villalpando, donde esperaban los embajadores de Toledo, que se habían adelantado allí a esperarlo, y juntándose con ellos los procuradores de Salamanca, que particularmente venían a pedir lo que Toledo.
El Emperador les dijo solamente, que él los había oído y les mandaría responder. que porque los de su Consejo estaban en Benavente para do se partiría otro día, que fuesen allí y con su acuerdo les mandaría responder. Y ellos lo hicieron así.
Y llegado el Emperador a Benavente por do era su camino, don Pedro Laso y su compañero acudieron por la respuesta de su embajada, y el Emperador mandó juntar los del Consejo de Justicia y Estado. Y todos ellos juntos, consideradas las circunstancias y las formas que habían tenido estas gentes, les pareció que antes merecían castigo que alguna buena respuesta ni satisfacción de lo que pedían. Por lo cual el Emperador los mandó llamar en su cámara, y con rostro algo oscuro y severo, les dijo que no se tenía por servido de lo que hacían, y que si no mirara cuyos hijos eran, los mandara castigar gravemente por entender en lo que entendían; y que acudiesen al presidente del Consejo y les diría lo que convenía que hiciesen.
Después de esto fueron también al presidente del Consejo real, que era el arzobispo de Granada, como el Emperador se lo había mandado. Y él les dijo que lo que podían tomar por respuesta, era que Su Majestad iba a tener Cortes a la ciudad de Santiago, donde los procuradores del reino se juntaban; que Toledo enviase allí los suyos, con memoria de las cosas que ellos habían suplicado, y que vistas y examinadas, el Emperador proveería lo que más conviniese a su servicio y al bien general de sus súbditos y vasallos. Y lo que ellos debían hacer, era dejar de entender en aquellas cosas, y hacer y acabar con su ciudad que enviase sus procuradores, como lo hacían todas las ciudades del reino, y no hiciesen otras novedades, como habían comenzado.
Ellos respondieron diciendo que no eran parte más de para suplicar aquello. Y no queriendo tomar el consejo que les daban, antes teniendo por caso de honra porfiar bien lo que habían comenzado, que es cosa que a muchos ha traído de pequeños errores a muy grandes, siguieron al Emperador hasta Santiago.
El Emperador fue por León, Astorga y Villafranca del Bierzo, y en todas estas partes le iban suplicando que tuviese por bien de hacer las Cortes en Castilla, mas no aprovechó; y los procuradores de Toledo, llegados a Santiago, anduvieron solicitando los demás procuradores de las ciudades que allí habían venido, procurando traerlos a su opinión y a que pidiesen lo mismo que Toledo pedía, como sus ciudades lo habían ofrecido. Y los procuradores de Salamanca hacían lo mismo, mostrándose muy de la parte de Toledo.
Llegado, pues, a Santiago en fin de marzo deste año, con muchos grandes y señores de España, las Cortes se comenzaron lunes a primero de abril deste año de mil y quinientos y veinte"

El 31 de marzo se abren las Cortes de Santiago, negándose el acceso a los procuradores de Salamanca, absteniéndose de participar los de Toledo. Entre el 1 y el 4 de abril, en las Cortes de Santiago los procuradores de León, Valladolid, Murcia, Zamora y Madrid se oponen a votar a favor de la posición de Carlos I, para aprobar el servicio o tributo destinado a pagar su coronación en Alemania. Ante ello, Carlos I suspende las Cortes de Santiago, convocándolas nuevamente en La Coruña. El 16 de abril se produce un alzamiento popular en Toledo, siendo ocupado el Alcázar, constituyéndose la primera comunidad con señas propias de poder al margen del monarca. El 22 de abril se reunen las Cortes en La Coruña, donde Carlos I logra que la mayoría de los procuradores asistententes consientan en votar, conforme a sus pretensiones, el servicio buscado con la ausencia de los de Toledo y Salamanca. El 22 de mayo, Carlos embarca en La Coruña, para dirigirse a Flandes y Alemania, dejando como regente a su antiguo preceptor, el cardenal Adriano de Utrecht.

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