El evangelista San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, cuenta que el apóstol San Pedro en los días de la Pascua fue encarcelado por Herodes, cuando dice: "Eran, pues, los días de los ázimos, etc." y que Santiago fue muerto antes de la Pascua por el mismo Herodes, a saber, en tiempo del hambre que se predijo por el profeta Agabo y que acaeció bajo el emperador romano Claudio. Dice, pues así: "Por aquel tiempo puso el rey Herodes sus manos en maltratar a algunos de la Iglesia; mató, pues, por la espada a Santiago, hermano de Juan". Señala el tiempo del martirio de Santiago e incluso los personajes de la época, pero calla el día exacto.
Y este día, aunque antes había sido desconocido de todos durante mucho tiempo, sin embargo le fue indicado a cierto fiel, conocido mío, en una visión espiritual. En la noche de la vigilia de la Anunciación de Santa María, le pareció que mientras Santiago era conducido a un palacio para ser juzgado en el consejo de Herodes, se produjo un gran altercado entre la plebe de los judíos y de los gentiles, porque decían unos que el piadoso apóstol no debía ser muerto, y otros afirmaban, por el contrario, que sí. Finalmente, juzgado por Herodes en inicuo juicio, es conducido por manos de los nefandos herodianos fuera de la ciudad, al lugar del martirio, atado con sogas al cuello, y degollado.
Pero primero San Jerónimo, en el martirologio que escribió para los santos obispos Cromacio y Heliodoro, dice que su muerte ha de celebrarse el día octavo de las calendas de agosto; después el bienaventurado Papa Alejandro mandó celebrarla ese mismo día, cuando estableció también la festividad de San Pedro ad Vincula el día primero de agosto. (...)
Finalmente, Beda el Venerable, elocuente doctor de la Santa Iglesia, corroboró que la muerte de Santiago debe celebrarse en dicho día, al escribir y decir en su Martirologio : Julio se alegra llevando en las dos veces cuartas calendas a Santiago el hermano de Juan con su fiesta obligada. Así, pues, padeció martirio el día 25 de marzo, el 25 de julio fue llevado desde Iria a Compostela y fue sepultado el 30 de diciembre. Porque la obra de su sepulcro duró desde el mes de agosto hasta el de diciembre.
Con razón, pues, la Santa Iglesia acostumbró a celebrar en los citados días las solemnidades de la muerte de Santiago y de San Pedro ad Vincula, pues si celebrase estas fiestas alrededor de Pascua, los establecidos oficios pascuales o cuaresmales del día que coincidieran aquellas solemnidades, se abandonarían sin razón. Muchas veces la Anunciación de la bienaventurada Virgen María, que debe celebrarse el día veinticinco de marzo, cayó entre el Domingo de Ramos y Pascua o en la semana de Resurrección y no pudo en modo alguno celebrarse del todo. La fiesta de los milagros de Santiago, cual el del hombre que se había dado muerte a sí mismo y al que resucitó el santo apóstol, y los demás milagros que hizo, fiesta que suele celebrarse el día tres de octubre, la mandó piadosamente celebrar San Anselmo.
Y Nos confirmamos esto mismo. Se dice que el famoso emperador hispano, Alfonso, digno de buena memoria, ordenó celebrar entre los gallegos, antes de ser corroborada por nuestra autoridad, la festividad de la traslación y elección de Santiago el día treinta de diciembre. Creía que la solemnidad de la traslación no era menos insigne que la de la muerte, puesto que en ella el pueblo gallego recibió con gran alegría el corporal consuelo del discípulo del Señor.