CAMINO DE SANTIAGO

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lunes, 14 de diciembre de 2015

AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA, APERTURA DE LA PUERTA SANTA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA


La catedral de Santiago, que preside la Plaza del Obradoiro, vivió ayer una estampa poco habitual, con la apertura, cuatro minutos antes de las cinco y media de la tarde, de la Puerta de la Misericordia, el nombre que recibirá la llamada Puerta Santa en el inicio del Año Jubilar Extraordinario.
Fue el arzobispo Julián Barrio el que, con una llave que dio una única vuelta, se ocupó de esta misión, a las 17:26 horas, momento tras el cual ya empezaron a tocar las campanas, en concreto, el repique francés, un sonido que no se escucha en la capital gallega, meta de todo peregrino, desde finales de la década de los setenta.
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia concluirá el 20 de noviembre de 2016 y, de no ser por esta efeméride, la Puerta Santa volvería a abrirse en el próximo Año Xacobeo, en 2021, pero la convocatoria auspiciada por el Papa Francisco ha propiciado un acto como el de hoy, en un ritual, con procesión incluida, que ha marcado notables distancias con el que se vive en cada Año Santo, pues este domingo el cortejo ha sido, por ejemplo, mucho más humilde.
El llamamiento a que la sociedad no podrá ser jamás "humana" sin misericordia, vista como "fuente inspiradora de justicia social", y la invitación a no mirar superficialmente al mundo, amenazado por la idolatría del dinero, las guerras y la contaminación, han sido los mensajes que han centrado la solemne y sencilla ceremonia litúrgica.
Y ha pedido Barrio que en este Jubileo de la Misericordia se actúe "ante la miseria bajo todas sus formas".
La actitud misericordiosa, más allá del sentimentalismo, es una "prueba de autenticidad", especialmente con los más necesitados, ha enfatizado.

 “La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por su propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene de lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón”


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